viernes, 22 de abril de 2016

Plato, Vallis Alpes, Montes Alpes, Cassini, Egede, Mons Pico, Mons Piton junto a Mare Imbrium

En la octava noche de lunación tenemos la ocasión de observar una de las zonas más bonitas, asequibles e interesantes de la Luna. Me refiero a la que alberga a Plato, el cráter al que Johannes Hevelius en 1647 se refería como Lacus Niger Major, el “Gran Lago Negro”. Y junto a él, los Montes Alpes, Vallis Alpes, Cassini, Egede, Mons Pico, Mons Piton y una de las orillas de Mare Imbrium.

Imagen generada con Virtual Moon Atlas

El 15 de abril de 2016 me encontraba en Barcelona. Después de la cena salí un momento al balcón para despejarme un poco y vi en el cielo una bonita Luna que parecía invitarme a que fuera a buscar el telescopio y la observara un rato.

Como la temperatura era agradable y hacía mucho tiempo que no la visitaba, decidí montar mi SC de 127mm y apuntar hacia ella.

Muchas veces lo he comentado, pero no me canso de repetirlo. Observar la Luna es para mí, lo más parecido a viajar a otro mundo. Poder ver sus cráteres, mares y otros accidentes, resulta muy emocionante. Y una de las cosas que más me atraen es el poder ver el juego de luces y sombras que se produce en el terminador lunar.

En este sentido tuve la suerte de coincidir con el momento en que las sombras de la pared Este de Plato se mostraban majestuosas cruzando todo el interior del cráter.

Visto desde nuestra perspectiva terrestre pudiera parecer que las paredes de Plato ofrecen una apariencia regular y monótona, pero esta impresión es engañosa. Y nos podemos dar cuenta de ello sencillamente observando esas sombras proyectadas que presentan unos dientes de sierra de distintas longitudes.

Con un diámetro de unos 101km, las dimensiones del cráter son magníficas. Sus paredes se elevan hasta los 2.000m y cuando la luz del Sol incide por completo en su interior, podemos jugar a ver cuántos cratercillos somos capaces de percibir en él con nuestro telescopio.

Otra ilusión óptica es la que nos hace verlo de forma ovalada, cuando en realidad es circular, tal como puede apreciarse en esta foto tomada por la sonda Lunar Orbiter 4:

Lunar Orbiter 4

Para ser sincero, con mi SC de 127mm no me preocupé demasiado buscando cratercillos interiores, sino que me centré en las formas tenebrosas de las sombras proyectadas. Este es el dibujo que hice durante la observación:



Después de saborear el espectáculo de Plato, mi atención se dirigió hacia otra sombra proyectada que se encontraba cerca del cráter. Me refiero a la que emanaba de Mons Pico, una montaña que emerge de la lava del Mare Imbrium con unas dimensiones de 25x15km y una altura de unos 2.400m.

Al Este de Plato aparece una cadena montañosa, los Montes Alpes, que se extiende a lo largo de 281km. La altura media de sus colinas más altas es de unos 2.400m y las sombras que proyectan, tal vez de forma individual no resulten tan espectaculares como las de Plato y Mons Pico, pero en su conjunto consigue atraer mi atención. Y no sólo eso, en su corazón se adentra Vallis Alpes, una falla de unos 180km de largo por 11km de anchura.

Esta noche he intentado ver la grieta que se encuentra en el fondo del valle, pero no he sido capaz con mi SC de 127mm. Con todo, la vista de Vallis Alpes me mantiene con el ojo pegado al ocular durante un buen rato.

Hacia el final de Vallis Alpes se vislumbra un cráter que, sin llegar a considerarse como fantasma, sí que resulta complicado de observar debido a la poca altura de sus paredes, unos 420m. Se trata de Egede, un cráter con un diámetro de unos 36km.

Sigo la excursión por esta zona y centro mi atención en un bonito cráter, Cassini, justo al final de la cadena de Vallis Alpes. Circular, con un diámetro de 56km y que contiene en su interior dos cratercillos muy asequibles visualmente gracias a su tamaño de 12 y 8km.

Al Oeste de Cassini surge del mar de lava Mons Piton, que en apariencia puede llegar a recordar a Mons Pico, sin embargo, se eleva hasta los 2.250m, mientras que Mons Pico sólo alcanza los 2.400m. Sabiendo esto resulta curioso ver cómo se proyectan sus sombras, demostrando lo determinante que es el ángulo de incidencia de la luz solar. Curioso y muy didáctico.

Acabo disfrutando de una visión panorámica de todos los objetos descritos con el añadido de distintas crestas que emergen delicadamente del Mare Imbrium. Una vista de gran belleza.

También me animé a hacer una fotografía de la zona y he aprovechado para rotular los puntos de interés que más me llamaron la atención durante la observación.



Una zona lunar para perderse en ella.

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